Propóngase una intervención para un caso de trastornos del habla y voz.
J. es un niño de 11 años de edad escolarizado en un Centro Rural Agrupado (CRA). Siempre se ha caracterizado por ser tímido, pero desde el segundo trimestre de curso, J. ha mostrado un número creciente de espasmos, vacilaciones, bloqueos y repeticiones de sílabas al hablar, lo cual ha preocupado a su tutora. Considera la maestra que ha podido deberse a la reciente separación de sus padres, lo cual sumado a la ya mencionada timidez puede ser una causa del problema.
El EOEIP de zona realizó a J. una evaluación psicopedagógica, obteniendo resultados típicos en todas las áreas del desarrollo excepto en la comunicativa, en la que se detecta un déficit en la conducta oral, diagnosticando disfemia; y en la socio-emocional, en la que se especifica la conducta tímida y retraída del sujeto.
Con el objeto de complementar la evaluación psicopedagógica de J., realizamos una exploración logopédica con los siguientes resultados:
Vemos estos problemas únicamente ante actos comunicativos. Al preguntar a la tutora sobre el sueño del niño, los padres le han relatado que no existen alteraciones respiratorias evidentes que alarmen a la familia.
Con respecto a la prosodia:
Se muestra J. sustancialmente retraído e inhibido, siendo más notorio en tareas grupales. Se detectan numerosos síntomas somáticos de ansiedad en varios momentos de la exploración, siempre asociados al acto comunicativo. Véanse:
La intervención se hace acorde a las siguientes leyes, de referencia en la Comunidad Autónoma de Aragón.
Al trabajar con un caso de disfemia con etiología afectiva, preferimos trabajar con el niño fuera del aula, en el despacho de Audición y Lenguaje. Es ahí donde se llevará a cabo la intervención principal y se trabajaran la mayoría de objetivos. Sin embargo, será también necesario que se consideren una serie de cuestiones en aula, que se especificarán a tal efecto.
Los objetivos que nos planteamos en la intervención son los siguientes:
Para la intervención realizaremos actividades que conecten, en buena medida, con los conocimientos previos del alumno. Trabajaremos pues con el Significativismo y el pragmatismo, con el objeto de que J. se sienta más motivado y adquiera un mayor compromiso por la tarea.
Pretendemos en esta sesión, trabajar los problemas de J. con la timidez y el retraimiento en los actos comunicativos. Ante la hipertonía comentada en la exposición del sujeto, comenzaremos esta sesión con unos pequeños ejercicios de relajación siguiendo el Método de Jacobson y el Método de Koeppen, haciendo especial hincapié en los órganos bucofonatorios.
Realizaremos esto durante 10 minutos y continuaremos después con unos ejercicios de respiración con el objeto de que J. tome conciencia de su respiración y las fases que debe seguir, evitando espasmos e hiperventilación. Se dan a continuación una serie de actividades a este respecto. Sígase en el orden en que aparecen:
Terminaremos, por último, con unos ejercicios de canto, pues servirán de refuerzo positivo al desaparecer habitualmente el problema de disfemia. Así, el niño se dará cuenta de su potencial y recibirá un feedback reforzador por parte nuestra, asociando esa emoción a la intervención que realizamos, lo cual nos beneficia. Empezamos así la intervención en la prosodia, qe continuaremos en sesiones venideras.
Como se ha especificado, se continuará con los elementos prosódicos en esta sesión. En concreto, trabajaremos el discurso ayudándonos, una vez más, de la música y el ritmo. Mediante un metrónomo, marcaremos los pulsos a una velocidad de 90 beats por minuto. Cada beat corresponderá a una sílaba de las palabras que J. dirá. Empezaremos con los números del 1 al 6 para hacerlo sencillo. Así:
Un-dos-tres-Cua-tro-cin-Co-seis-un-Dos-tres-cua-Tro-cin-co-Seis.
Nótese la contracción de uno a un para terminar adecuado al compás.
Comenzaremos, marcando más fuerte cada 3 sílabas, pero luego lo eliminaremos para evitar vicios (pidiendo que susurre). Podemos realizar también la actividad con otras palabras. Hemos de cuidar que el final de la secuencia se produzca en un tiempo fuerte, para facilitar a J. la gestión del ritmo y la fluidez del habla.
Pasaremos, después a hacer lo propio con un texto sencillo e iremos eliminando el estímulo auditivo con el objeto de desenlatar el habla de J. y evitar una adquisición de silabeo.
Para terminar, realizaremos una relajación de los músculos con el mencionado método de Jacobson y terminaremos con un último ejercicio de prosodia, llevando esta vez nosotros el tiempo a palmadas, modificándolo para dotar de sentido al discurso. Será esencial, como se ha expuesto, la finalización con un estímulo positivo, para utilizar el efecto recencia a nuestro favor.
Comenzaremos, como siempre con una pequeña relajación de los músculos bucofonatorios para poner en disposición a J. para nuestra sesión. Trabajaremos también los 7 ejercicios de respiración que se realizaron en la primera sesión.
Una vez trabajadas estas cuestiones, que nos llevarán en torno a 15 minutos, pasaremos a la materia que nos ocupa. Comenzaremos con una actividad consistente en realizar lo que se hizo en la sesión anterior, utilizando esta vez el propio cuerpo del niño para guiar la fluidez del habla. Le pediremos al niño que nos cuente lo que hizo en el día anterior después del colegio a la vez que camina intentando cuadrar los acentos con las pisadas. Sabemos que esto puede ser complicado, por lo que en vez de propiciar que los acentos prosódicos y las pisadas se persigan (veremos esto, cuando se empiece a descontrolar la bipedestación), pediremos a J. que vaya lo más lento que pueda. Una vez esta base esté adquirida, se irá aumentando la velocidad paulatinamente.
Haremos también lo propio leyendo un cuento, y reforzaremos positivamente al niño para implantar perspectiva de autoeficacia y aumentar el compromiso por la tarea. Pasaremos de una incompetencia consciente a una competencia consciente a este respecto.
Se pretende que J. quede incluido por completo en el grupo clase, para lo cual vamos a trabajar con sus compañeros en el transcurso de la intervención que realizamos en el despacho de AL.
Para ello, realizaremos unas jornadas de sensibilización con el grupo, en aras de que los compañeros y compañeras entiendan la situación de J. y puedan ayudarlo. Será clave que quede claro que todos y todas tenemos problemas que hemos de solucionar y lo importante es ayudarse para conseguir el objetivo de sobrellevarlos o eliminarlos.
Realizaremos la sesión de sensibilización una vez comencemos la terapia logopédica con J., en paralelo, para conseguir que las y los compañeros apoyen a J. para solventar su problema de fluidez. Aumentaremos la dosis conforme lleguemos al final para facilitar la plena inclusión de J. en el grupo clase.
Como hemos especificado en repetidas ocasiones, tratamos la disfemia de J. con el sujeto mismo principalmente. Así, conseguimos evitar el posible rechazo que ocurra en clase. A este respecto, educamos a los compañeros en el respeto a J. Sin embargo, es también conveniente que las maestras y maestros puedan entender qué es la disfemia y cuales son las directrices generales que puede aplicar en los momentos en los que J. no esté con nosotros.
Nótese la inclusión de este programa en el Plan de formación del centro y en el Plan de Atención a la Diversidad.
En lo que a la temporalización se refiere, se harán tres sesiones en el horario de exclusiva del profesorado en las que, como especialistas, daremos una serie de directrices de actuación así como una serie de actuaciones y adaptaciones que pueden resultar útiles con este alumnado. Resolveremos, asimismo, las didas que puedan surgir a colación de las mismas. Véanse las siguientes recomendaciones generales a tal efecto:
Más específicamente para el área académica:
La familia de J., como es evidente, se encuentra preocupada con el problema que tiene su hijo. Sabemos que la red puede ser un arma de doble filo, siendo muchas veces necesario tranquilizar y mostrar profesionalidad a la familia para mejorar su disposición a la intervención. No podemos olvidar que la intervención con J. ha de ser comunicada y aceptada por la familia en todo momento.
Además de estas cuestiones, mandaremos una tarea similar a la que se ha especificado al centro con el objeto de complementar la intervención que realizamos en la institución escolar. Las recomendaciones generales serán las mismas, pero añadiremos las siguientes:
Entre otras varias.
Para evaluar la intervención realizaremos nuevamente las mismas evaluaciones a J. para poder hacer un pretest-postest, comprobando así la efectividad de la evaluación a J.
A la vista de los resultados de la evaluación vemos a un J. mucho más calmado y con una diferencia sustancial a mejor en su fluidez.
La disfemia puede ser un trastorno difícil de intervenir en ciertos contextos, pero es necesario para asegurar una correcta inclusión del alumnado en la sociedad. Programas como estos trabajan en una doble vertiente, el trabajo de la fluidez y la mejora de la autoestima del individuo, aspecto ineludible para el individuo disfemico. El enfoque integral con la familia y el centro como agentes complementarios de intervención permite una mejora clara del sujeto al continuar las actividades en todos los contextos de comunicación de J.